COMO UNA PINTURA NOS IREMOS BORRANDO, COMO UNA FLOR NOS IREMOS SECANDO
by Inés Verdugo
Hours: Tuesday to Sunday, 10 a.m.–6 p.m.
Free admission
El Nigromante 79, Historic Downtown Area, Morelia, Michoacán, México
Durante los meses de confinamiento del 2020, Inés Verdugo confeccionó en su residencia en Guatemala una pieza textil de carácter monumental. Como millones de personas alrededor del planeta, la artista ocupó su tiempo con una actividad manual. El resultado puede ser visto como un mural suave, carente de épica. Su atención se centra en los intereses de Verdugo por el espacio doméstico y los objetos que articulan la vida cotidiana. Estos últimos son descritos como evocadores, ya que pueden remontar recuerdos y sirven para vincular o asociar distintas temporalidades o espacios. Del mismo modo, le sirven a la artista para iniciar desde “un instinto impulsivo/obsesivo, una serie de juegos y rituales que yo misma invento alrededor de estos objetos”. Desde hace años, Verdugo recurre a un urinal que, en un principio, perteneció a su abuelo paterno. “Luego de su muerte fue el primer objeto que encontré como indicio de su existencia. Su forma, contenido y color me atraparon en uno de los viajes más oníricos difíciles de describir.” Este objeto aparece en este textil mural como el centro de numerosas situaciones que van desde lo cotidiano hasta lo imposible y sirve para articular múltiples relaciones potenciales entre individuos, animales y cosas. El urinal también está presente en las esculturas de cerámica que, con su apilamiento, recuerdan la solución de las torres de ollas, recurrentes en la alfarería michoacana.
El tiempo de producción de esta pieza monumental en confinamiento también le permitió a Verdugo una nueva percepción de su trabajo en solitario. “Durante este confinamiento me doy cuenta que la soledad ha sido permanente dentro de mi práctica artística y cómo me he apropiado de ella de un modo placentero. Ansío recuperar la peculiaridad de mi propia soledad, en la que emergen los deseos, las fantasías y mi pulsión.” Al mismo tiempo, la soledad se entiende como un acto de desobediencia ante la norma de una sociedad que impone estar con el otro permanentemente y a ocupar constantemente el espacio público, el cual se ha convertido, en gran medida, en terreno de múltiples lógicas de consumo.